hace rato vengo viendo por todos lados la famosa tendencia de la “mujer de alto valor”. Y si bien entiendo de dónde viene, siento que a veces se convierte en otra forma de presión. Como si hubiera que cumplir con una lista de requisitos para ser digna de que alguien te elija. Y ahí me pierden.
Porque posta: vos ya sos una persona de alto valor por el simple hecho de querer conocerte y mejorar. Eso ya habla de una energía distinta, de alguien que se mira, que se cuestiona y que quiere crecer. Pero ojo, que sea porque vos querés ser de esa manera, no para que al otro le guste más, o para que no se vaya.
En estos últimos 4 años me pasó de todo. Perdí vínculos, personas que pensé que iban a estar siempre, sueños que me parecían sólidos y terminaron en humo. Me di la cabeza contra la pared mil veces. Y, nenita, me sigo dando a veces, eh. Porque soy aire y me encanta arrancar mil cosas a la vez, y a veces no termino nada (jajajajaj).
Pero entre tanto caos, encontré algo que me fue guiando: mi amor por la astrología y la comunicación. Siempre me gustaron, y hoy se volvieron mi forma de trabajar y expresarme. No fue fácil ni lineal, pero aprendí que ser auténtica, con mis momentos buenos y mis bajones, es lo que realmente me sostiene.
La verdad es que nadie está exento de sufrir: engaños, pérdidas, traiciones… hasta las personas “inalcanzables” lo viven. Entonces, si igual nos va a tocar atravesar todo eso, ¿no será mejor elegir vivir desde lo que somos y no desde lo que el otro espera?
Sí, nuestra autoestima se construye en parte con lo que los demás piensan de nosotrxs (somos seres sociales, obvio). Pero eso no significa que tengamos que estar encajando 24/7 en un molde que no nos representa.
Lo más lindo que descubrí es que cuando vibrás desde tu propia energía, cuando hacés lo que te gusta y te bancás tus sombras y tu luz, la vida se siente mucho más plena. Y ahí, ya no hay que demostrarle nada a nadie.